domingo, 16 de diciembre de 2018

Actividad 7 de el Conde Lucanor


Otra vez hablaba el Conde Lucanor con Patronio, su gran amigo y consejero, y le decía:

-Patronio amigo, ¿te acuerdas de mi primo Sebas? Bueno, pues él es gitano y una tradición en su cultura es casarse a una temprana edad para poder tener hijos siendo muy jóvenes y así crear una familia numerosa. Quería pedirte consejo porque esta mañana me ha contado que sus padres quieren que se case ya. La elección de su mujer no le parece del todo mal porque económicamente hablando es superior a él y además es la hija de la familia más ilustre del pueblo, sin embargo hay un inconveniente, y es que, según le han contado algunos amigos, es la chica más violenta, fría y desagradable que conocen. Mi primo me ha dicho que confía mucho en mí por lo que la decisión que yo le comunique será la acertada, pero lo cierto es que yo no sé qué debo hacer. ¿Podrías tú ayudarme?

-Por supuesto señor conde- dijo Patronio-. Mira, esto que me acabas de contar me recuerda mucho a algo que me contaron mis padres cuando era pequeño. Así que, si tu crees que tu primo es un hombre honrado, sensato y pacífico, entonces aconsejale que se case con ella; pero si no es así, no se lo aconsejes.

El conde le rogó que le contase lo sucedido.

Patronio le dijo que en una ciudad no muy grande vivía un padre y su hijo. Este, a nivel personal era excelente, siempre atento y empático con todas las personas, pero su nivel económico familiar era bastante bajo. Él estaba terminando su doble grado de FP de marketing y publicidad, y además de su carencia de excesiva economía, sus resultados académicos tampoco eran nada buenos a pesar de todo el esfuerzo que empleaba. El joven andaba siempre muy preocupado ya que que sabía que todo esto le impediría al año siguiente realizar todos los proyectos que tenía pensados para su vida.

En aquella misma ciudad vivía otro hombre mucho más distinguido y con más dinero que el primero, que sólo tenía una hija. Esta era todo lo contrario al joven, pues cuanto en él había de bueno, lo tenía ella de malo, ya que, aunque aparentaba tener más clase, sacaba mejores resultados en su mismo grado, y parecía ser más disciplinada, por dentro tenía el carácter del mismísimo diablo, por lo que nadie que la conociese personalmente quería tener ningún tipo de relación con ella.

Aquel joven tan bueno fue un día a su padre y le dijo que si seguía en la misma situación en la que se encontraba, iba a ser muy duro seguir manteniéndose económicamente y tampoco iba a poder tener el futuro que él deseaba ya que no tendría medios ni dinero para sacar adelante sus proyectos. Con esto lo que le vino a decir fue que creía que le había llegado la hora de buscar una novia que pudiera echarle una mano, sólo de esa forma sería capaz de llegar ser alguien en la vida. Su padre, aunque algo sorprendido de la madurez improvisada del joven, apoyó la idea de su hijo.

El chico llevaba tiempo manteniendo una relación poco seria con la chica que según todos era como un diablo, a él le parecía un poco borde, pero sabía que estar con ella era lo que más le convenía.

Un día decidió dar el paso y hacer su relación oficial y decírselo a sus padres. Le comentó a su padre que en un futuro no muy lejano querría casarse con ella. El padre preguntó por el nombre de la joven, y se quedó muy impresionado, ya que el padre de esta, era un gran amigo suyo con el que hacía tiempo que no hablaba, así que decidió coger el coche e ir a verle para contarle la propuesta que le había hecho su hijo.

Cuando llegó a la casa y se reunió con su viejo amigo, ambos estuvieron charlando alegremente y comentando algunas anécdotas de cuando eran jóvenes. Más tarde, cuando el hombre escuchó lo que le decía su amigo, le contestó:

-Amigo, tú sabes bien que quiero lo mejor para ti y tu familia, y no permitiría que nada malo le ocurriese a tu hijo. Diciendo esto, te quiero recalcar que mi hija tiene un fuerte carácter y siempre anda de flor en flor, me encantaría que asentara cabeza con un buen hombre, y yo sé que tu hijo lo es. Pero no le deseo este infierno de mujer a nadie.

-Gracias por tus consejos, los tendré muy en cuenta para comentarselo a mi hijo, pero ya voy diciendo de antemano que es muy posible que siga queriendo casarse con tu hija.

El padre le comentó todo lo sucedido con el padre de su novia, y pese a todos los inconvenientes que él había escuchado, seguía empeñado en casarse con ella.

Los “enamorados” continuaron saliendo juntos, pero el chico no sabía ya como atarla a su lado, era muy rebelde y siempre quería irse de fiesta con sus amigas e incluso marcharse sin su permiso.

El chico se temía que una vez que se casaran, ella seguiría con el mismo comportamiento indecente, así que pidió consejo a su padre, y este le dijo que debería domarla si quería que se quedase con él, el resto de sus vidas.

Meses más tarde de unirse en matrimonio, el chico ya la dominaba perfectamente tal y como le habían aconsejado. Recurrió a amenazas, como: “si te crees que te voy a dejar salir, lo llevas claro”, “como se te ocurra salir por esa puerta así vestida, no vuelves a entrar”, “si te vas de mi vida yo me suicido”, “he visto que te mandas mensajitos con otras personas, ¿que quieres que te pegue? total no me paras de provocar”... Y un sin fin más que cada vez eran más y más violentas.

Tras todo el tiempo transcurrido, unos parientes fueron a visitarlos, y al llamar a la puerta, allí estaba ella, con ojeras, cabizbaja, es como si la hubieran gastado toda la energía, que tanto la caracterizaba. Pero a ellos esto no les importo, simplemente elogiaron al muchacho por haber sido tan valiente y tan bueno haciendo el favor de domar a la bestia, y por fin disciplinarla.

Desde ese día y bajo el punto de vista de todos, menos el de la chica, ya que nadie le preguntó, vivieron una vida feliz, y con un matrimonio que realmente se rige a lo que conocemos como convencional, osea estrictamente perfecto, donde el hombre es el que lleva los pantalones en familia y la mujer le atiende como una sumisa, como debe ser.

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